Arándano de Montaña

Los arándanos forman parte de lo que comúnmente llamamos frutos del bosque o berries, un grupo de pequeñas bayas como moras, frambuesas o grosellas. En España existen variedades silvestres que crecen en bosques húmedos del norte, pero suelen ser más escasas y diferentes a los arándanos cultivados que encontramos en el mercado. La forma de cultivo influye mucho en sus propiedades: los arándanos de invernadero, que encontramos en el supermercado, permiten producir todo el año, pero los cultivados en altura y al aire libre, como los de Iván en la Sierra de Ayllón (Segovia), concentran mejor sus aromas y nutrientes gracias al frío nocturno y a un crecimiento más lento y natural. Esa diferencia se refleja en un sabor más intenso y en un mayor contenido en antioxidantes y compuestos beneficiosos para la salud.

Arándanos azules recién cosechados en la sierra de Segovia, a 1300 metros de altitud, en un entorno de montaña que le confiere unas propiedades y características únicas.

La textura, sabor y propiedades especiales vienen marcadas por las circunstancias particulares de su cultivo, circunstancias que a pesar de ser las originales de los arándanos, están muy alejadas de los cultivos modernos de esta deliciosa y supernutritiva fruta:

Altitud: cultivados a gran altitud (1300 m), donde las noches frescas potencian el desarrollo de antocianinas y compuestos fenólicos que aportan color y antioxidantes.

Entorno de montaña: plantaciones rodeadas de flora autóctona y clima estable, sin contaminación industrial.

Cultivo al aire libre: sin invernadero, expuestos a condiciones naturales que intensifican su sabor y aroma.

Temporada: de finales de agosto a principios de octubre, trabajando con distintas variedades para alargar el periodo de cosecha y garantizar fruta fresca el mayor tiempo posible.

Sin tratamientos sintéticos: libre de pesticidas y fungicidas químicos.

Con abonos naturales: compost vegetal y estiércol de granja local, que mejora la estructura del suelo y su biodiversidad.

Agricultura regenerativa: técnicas de cobertura del suelo, control natural de plagas mediante insectos beneficiosos. Esto ayuda a retener agua, fijar CO₂ y mantener la salud del suelo.

Sabor intenso y equilibrado, con notas dulces y ácidas perfectamente balanceadas gracias al clima frío nocturno y suelo vivo.

Mayor densidad nutricional: estudios muestran que el cultivo a altura se asocia a mayor acumulación de fitonutrientes, por lo que estos arándanos poseen un perfil nutritivo superior.

De nuestra finca a tu mesa: agricultura local, recolectado a mano en su punto óptimo de maduración y enviado inmediatamente, para mantener propiedades y frescura.

Impacto positivo: apoyas a agricultores rurales, prácticas regenerativas y el mantenimiento del paisaje de montaña.

Recomendaciones de uso y conservación

Recomendaciones de uso y conservación

Maridajes saludables: yogur natural, ensaladas, batidos vegetales.

Congelación eficiente: extendiendo su vida útil sin perder propiedades – consumir sin descongelar

Temporada de Arándanos

Los arándanos forman parte de los llamados frutos del bosque, junto a moras, frambuesas y grosellas. Aunque hoy se encuentran en muchos supermercados durante todo el año, su verdadera temporada en España es a finales de verano, entre agosto y septiembre, cuando alcanzan su mejor punto de sabor y nutrientes y se dan de forma natural en algunos bosques españoles.

Como en otras frutas del bosque naturales o cultivadas la recolección depende mucho de la altitud y la zona: en regiones de montaña, como la Sierra de Ayllón (Segovia), la maduración es más lenta por el frío nocturno, lo que da lugar a arándanos con más aroma, color intenso y un perfil nutricional más rico.

Es cierto que los arándanos de invernadero permiten producir en cualquier época del año, pero no tienen las mismas condiciones naturales. El ritmo lento de la montaña y la maduración al aire libre aportan una diferencia notable en sabor, textura y beneficios para la salud.

Por eso, cuando llegan los arándanos de temporada en España, merece la pena disfrutarlos: son frescos, auténticos y expresan toda la esencia de los frutos del bosque en su origen natural.